Preparando callos por primera vez en mi vida e intentando canalizar a mi madre y abuela al mismo tiempo.
Como la ouija me da miedo he llamado a dos tías de diferente lado de la familia y he enfrentado sus recetas sumándole lo que recordaba de mi madre.
Mañana veremos qué tal el Frankestein de tripas.
No es mi barriga. La mía tiene otra ración diferente.