En la noche del 1 de mayo, hice algo que me encanta y ansiaba: Cocinar.
Amasé dos masas; una salada para la cena (pizzas) y otra dulce para hacer pastafrola (un pastel relleno de dulce que es común por estos lares) y pepas de membrillo, unas galletas que Mi padre las preparó en forma de flor.
Esas fotos fueron tomadas cuando armaba la masa dulce. Luego, me fui a derretir el dulce de membrillo con un tenedor.
Utilicé la harina leudante de la marca Blancaflor, que es la mejor cuando se trata de preparar cosas dulces. Lo dijo mi padre, y no dudo de los que saben más sobre el tema.
Un día me convertiré en panadera (como lo fue mi padre de joven) y cocinaré cosas ricas en el hogar, como lo hace mi hermana de Uruguay; pues ambas eredamos el gusto por la panadería.
Aquí está el resultado; el resto lo hizo mi padre.
Ahora, procedo a compartirles una importante lección de este día: Si hacen aquello que les encanta y les motiva, su salud mental mejorará con el tiempo.
Photography: Mi hermano Ezequiel mientras estaba en la cocina, mi hermano Nico al machacar el dulce de membrillo, y yo tomé las del resultado.